Comentario
La transmisión de la soberanía
El plano existencial político de las Cartas de relación, alcanza su más alta expresión en la elaboración de un concepto de Reino muy peculiar y que ha sido estudiado por Victor Frankl mediante la penetración profunda en el pensamiento de Cortés y en la compleja estructura situacional de su ideario27. Ya don Ramón Menéndez Pidal28 había destacado un importante texto de la segunda Carta de relación:
He deseado que V. A. supiese las cosas desta tierra; que son tantas y tales, que como ya en la otra relación escribí, se puede intitular de nuevo emperador della, y con título y no menos mérito que el de Alemaña, que por la gracia de Dios vuestra sacra majestad posee.
La interpretación que Menéndez Pidal da a este texto gira en torno a la idea de que por primera vez se da a las tierras del Nuevo Mundo una categoría semejante a la de Europa, ensanchando el tradicional concepto de Imperio; Cortés quiere que el César dedique al Nuevo Mundo todo el interés debido, como a un verdadero imperio. En la interpretación del sentido de este texto, afirma Frankl que Menéndez Pidal lo aísla tanto de los acontecimientos como de la situación jurídico-vital de Cortés vigente en el momento de escribirla, así como del contexto de ideas jurídico-políticas que constituyen las bases de la conquista. Pero, sobre todo, Menéndez Pidal no tiene en cuenta la variabilidad del pensamiento de Cortés en lo que se refiere al Reino --o Imperio, aunque esta denominación resulta absolutamente extraña al pensamiento castellano-- que si en la segunda Carta de relación menciona un imperio particular y limitado, en las Cartas cuarta y quinta, sostiene otra idea completamente distinta y opuesta a aquella, que es la del Imperio universal. Este cambio de orientación constituye uno de los problemas claves del mundo intelectual de Cortés, que ha cometido, con singular profundidad el profesor Frankl, cuyo análisis seguimos en sus líneas maestras en cuanto hace referencia, lógicamente, al problema fundamental en la Segunda Carta de relación, que es el de la transmisión de la soberanía desde Moctezuma hasta el Rey de España Carlos I.
En primer lugar, ¿de dónde toma Cortés la idea caracterizadora del Imperio particular? Exactamente de la primera noticia que recibe del poder de Moctezuma, en el valle y población de Caltanmí, donde fue muy bien recibido y alojado. La transcripción que hace Cortés de la entrevista con el cacique de Caltanmí supone, claro está, la introducción de una ficción literaria, que le sirve para argumentar en política:
Después de haberle hablado de parte de vuestra majestad y le haber dicho la causa de mi venida a estas partes, le pregunté si éI era vasallo de Mutezuma o si era de otra parcialidad alguna, el cual casi admirado de lo que le preguntaba, me respondió diciendo que quien no era vasallo de Mutezuma queriendo decir que allí era señor del mundo. Yo le torné aquí a decir y replicar el gran poder de vuestra majestad, y otros muchos y muy mayores señores, que no Mutezuma, eran vasallos de vuestra majestad, y aún que no le tenían en pequeña merced.... Y para que tuviese por bien le mandar recibir a su real servicio, que le rogaba que me diese algún oro que yo enviase a vuestra majestad, y él me respondió que oro, que él tenía, pero que no me lo quería dar si Mutezuma no se lo mandase y que mandándolo él, que el oro y su persona y cuanto tuviese daría.
Este pensamiento cortesiano, permite comprender su actitud intelectual interpretativa del imperio en cuanto particular. Sin duda, este pensamiento se inscribe en una tradición específicamente española vigente desde el siglo IX, cuyo núcleo central consiste en destacar la unidad de España y su independencia respecto a cualquier poder universal, concebida con un carácter hegemonial29. De modo que ambos supuestos justifican la propuesta de Cortés de un Reino particular (el de Nueva España) equiparable al de Alemania, así como la idea de un pensamiento hegemonial de dominio de Carlos I sobre otros señores. Por otra parte, además, todo ello se inscribe en el pleito mantenido con la estructura burocrática del clan fonsequista, representado por el gobernador de Cuba, de modo que el imperio particular propuesto por Cortés, implica un juicio jurídico-político que hace referencia a la raíz misma del dominio español sobre Nueva España, que pretende segregar del dominio --confuso por el patrimonialismo de los Colón-- tenido por España sobre las islas del Caribe. Es decir, frente a la donación papal como título de dominio, sugiere una identificación de origen semejante en la Nueva España, al del imperio alemán: un título jurídico secular, de base análoga al de la votación de los príncipes electores alemanes, lo cual con toda evidencia, habría de otorgar plena validez al Acta fundacional de Veracruz.
Frankl estudia, con detenimiento, en la segunda Carta de relación el desarrollo de los títulos de la historia mexicana, naturalmente inventados por Cortés, que desconocía absolutamente dicha historia, en tres niveles, de los que resulta un fundamento especial para México, independiente de la donación papal. En el primer nivel, Cortés pone en labios de Moctezuma una declaración explícita de extranjería en su propio territorio, y hace aparecer al Rey Carlos I como primordial conductor de los mexica y, en consecuencia, como señor natural de los mismos:
Muchos días ha que por nuestras escripturas tenemos de nuestros antepasados noticias que yo ni todos los que en esta tierra habitamos no somos naturales dellas, sino extranjeros, y venidos a ellas de partes muy extrañas; y tenemos asimismo que a estas partes trajo nuestra generación un señor cuyos vasallos todos eran, el cual se volvió a su naturaleza, y después tornó a venir dende en mucho tiempo, y tanto, que ya estaban casados los que habían quedado con las mujeres naturales de la tierra y tenían mucha generación y hechos pueblos donde vivían, y queriéndolas llevar consigo, no quisieron ir ni menos recibirle por señor, y así se volvió; y siempe hemos tenido que los que de él descendiesen habían de venir a sojuzgar esta tierra y a nosotros como a sus vasallos; y según de la parte de vos decís que venís, que esa do sale el sol, y las cosas que decís de ese gran señor o rey que acá os envió, creemos y tenemos por cierto, él sea nuestro señor natural, en especial que nos decís que él ha muchos días que tenía noticia de nosotros; y por tanto, vos sed cierto que os obedeceremos y tendremos por señor en lugar de ese gran señor que vos decís...
El segundo nivel, lo ofrece Cortés en otra panorámica completamente distinta. Moctezuma ya se encuentra prisionero, uno de los principales señores mexica --Cacamatzin-- se ha rebelado e, igualmente, ha sido hecho prisionero. En esa situación, ante toda la aristocracia cortesana, la más alta jerarquía social del Anahuac, explica Moctezuma --no olvidemos que, en realidad quien habla es la intencionalidad de Cortés-- el tema del originario conductor del pueblo mexica, para llegar a una intensificación de alto dramatismo en la que exhorta a la aristocracia a la transmisión de los vínculos de soberanía al rey de España:
Hermanos y amigos míos, ya sabéis que de mucho tiempo acá vosotros y vuestros padres y abuelos habéis sido y sois súbditos y vasallos de mis antecesores y míos ... ; y también creo que de vuestros antecesores tenéis memoria cómo nosotros no somos naturales de esta tierra, y que vinieron a ella de muy lejana tierra y los trajo un señor que en ella los dejó, cuyos vasallos todos eran... Y bien sabéis que siempre lo hemos esperado y según las cosas que el capitán nos ha dicho de aquel rey señor que lo envió acá, y según la parte de donde él dice que viene, tengo por cierto y así lo debéis vosotros tener, que aqueste es el señor que esperábamos, en especial que nos dice que allá tenían noticias de nosotros, y pues nuestros predecesores no hicieron lo que a su señor eran obligados, hagámoslo nosotros, y demos gracias a nuestros dios es porque en nuestros tiempos vino lo que tanto aquellos esperaban. Y mucho os ruego, pues a todos es notorio todo esto, que así como hasta aquí a mí me habéis tenido y obedecido por señor vuestro, de aquí adelante tengáis y obedezcáis a este gran rey, pues él es vuestro natural señor, y en su lugar tengáis a éste su capitán; y todos los tributos y servicios que hasta aquí a mí me hacíades, los haced y dada él... (a lo cual, respondieron los presentes) ...que ellos lo tenían por su señor y habían prometido de hacer todo lo que les mandase; por esto y por la razón que para ello les daba, que eran muy contentos de lo hacer, y que desde entonces para siempre se daban ellos por vasallos de vuestra alteza.
Todo ello quedó protocolizado ante escribano público en presencia de muchos españoles, si bien al comienzo de esta misma Carta advierte Cortés que en cierto infortunio se me perdieron todas las escrituras y autos que con los naturales de estas tierras yo he hecho.
El tercer nivel argumental, otorga pleno sentido a los anteriores:
... y todos, en especial, el dicho Mutezuma, me respondieron que ya me habían dicho que ellos no eran naturales de estas tierras, y que había mucho tiempo que sus precedesores habían venido a ella, y que bien creían que podrían estar errados en algo de aquello que tenían, por haber tanto tiempo que salieron de su naturaleza y que yo, como más nuevamente venido, sabría las cosas que debían tener y creer, mejor que no ellos; que se las dijese e hiciese entender, que ellos harían lo que yo les dijese que era lo mejor. Y el dicho Mutezuma y muchos de los principales de la ciudad dicha, estuvieron conmigo hasta quitar los ídolos y limpiar las capillas, y poner las imágenes, y todo con alegre semblante, y les defendí que no matasen criaturas a los ídolos, como acostumbraban, porque demás de ser muy aborrecible a Dios, vuestra sacra majestad por sus leyes lo prohíbe y manda que el que matare lo maten.
El profundo sentido político que se deduce de esta ficción literaria cortesiana, basada en la historia religiosa y civil de los mexica, es evidente. Por ella la historia mexicana, otorga el dominio al rey de España sobre el territorio mexica, un fundamento jurídico similar al que le permitió presentar su candidatura al Imperio alemán y, en consecuencia, completamente independiente de la donación pontificia, lo cual, a su vez, autonomiza la conquista de México respecto al círculo del Caribe y la gobernación de Cuba. Aquí radica el argumento decisivo de Cortés, sobre el cual tiene que montar todo su edificio jurídico-político y, por supuesto, la decisión de hacer frente y apresar a Pánfilo de Narváez, e incorporar a su tropa a su propia compaña. Todo ello supone la entrada de Nueva España en el Reino particular.
Cuando ya tiene montado este argumento decisivo, que expone al Rey en su segunda Carta --tema fundamental de la misma-- se producirá un auténtico cambio de actitud ideológica, que ocurre inmediatamente después de que el Rey reconozca --y le nombre-- para el triple cargo de Capitán General, Justicia Mayor y Gobernador, lo cual ocurre el 5 de octubre de 1522. Como pone de relieve Frankl30, ya en la tercera Carta de relación se insinúa una nueva consideración de la Nueva España como puente para el imperio universal, y expresarlo claramente en la cuarta Carta de relación, cuando se refiere a los navíos que ha ordenado construir en la costa del Mar del Sur (Pacífico):
Tengo en tanto estos navíos que no lo podría significar; porque tengo por muy cierto que con ellos, siendo Dios Nuestro Señor servido, tengo que ser causa que vuestra cesárea majestad sea en estas partes señor de más reinos y señoríos que los que hasta hoy en nuestra nación se tiene noticia; a él plega encaminarlo como él sirva y vuestra cesárea majestad consiga tanto bien, pues creo que con hacer yo esto no le quedará a vuestra excelsitud más que hacer para ser monarca del mundo.
Más adelante, dentro de la peculiar línea personal sobre la acción descubridora, Cortés expone sus proyectos para conocer el secreto de la costa, que es lo que descubrió Juan Ponce de León y de allí la costa de la dicha Florida, por la parte del norte, hasta llegar a los Bacallaos, con objeto de descubrir el estrecho que pasa a la Mar del Sur.
Y por representárseme el gran servicio que aquí a vuestra majestad resulta ...he determinado de enviar tres carabelas y dos bergantines en esta demanda ...Plega Nuestro Señor que la armada consiga el fin que se hace, que es descubrir aquel estrecho, porque sería lo mejor, lo cual tengo muy creído, por en la real ventura de vuestra majestad ninguna cosa se puede encubrir, y a mí no me faltará diligencia y buen recaudo y voluntad para lo trabajar.
Frankl llama la atención acerca de la yuxtaposición en este párrafo de la idea antigua de la fortuna principis con la místico-renacentista del spiritualis homo a quien la naturaleza se le revela espontáneamente, y la medieval castellana relativa a la obligación del pueblo de decir siempre la verdad a su Rey. A propósito de ello argumenta una vinculación del pensamiento cortesiana a la tradición gibelina, así como la persistencia del propio pensamiento medieval español.
Resulta, pues, notoria, la transformación de las ideas políticas de Cortés entre la segunda y las cuarta y quinta Cartas de relación. Además, se corresponde con la propia transformación del pensamiento del monarca, que se fundía con la nación española, originando el erasmismo español31 y la robusta corriente de la monarquía universal, principalmente mantenida por Alfonso de Valdés y el jurista Miguel de Ulzurrun. Estas ideas se enriquecieron extraordinariamente con la traducción del Enchiridion militis christiani, al que considera Bataillon, con harta razón, motivador de una verdadera revolución espiritual en España, en la que participaría también Cortés, pues en sus cuarta y quinta Cartas de relación se encuentran huellas de un profundo erasmismo.
Contrariamente, pues, a la afirmación de Madariaga que caracteriza a Cortés como un oportunista, lo que resulta de los núcleos de argumentación política y jurídica en sus Cartas de relación es un importante --y prácticamente desconocido-- mundo intelectual y un vigoroso y bien constituido pensamiento político en el que destaca, con fuerza, sólidas notas de modernidad. Contra Hernán Cortés se organizó, en su propio tiempo, un poderoso antagonismo que provino de dos cuerpos sociales e institucionales para los que, por diversas razones, Cortés no resultó persona grata: la nobleza tradicional y el sistema burocrático-administrativo. Como hombre de acción no percibió la enorme fuerza que en el Estado moderno adquirió la burocracia; como hombre de letras, no entró en el estilo romanista de interpretación de la letra legislativa. De ahí su constante enfrentamiento con oficiales reales, Audiencias, el primer virrey, los asesores peninsulares y, por supuesto, con el clan fonsequista en el largo pleito mantenido con Velázquez.
Por su parte, la nobleza peninsular fue, desde el primer instante, el enemigo más serio de la empresa indiana, temorosa de perder la mano de obra básica para el cultivo de sus extensas propiedades y arrastrada por su característica endogamia, nunca pudo aceptar --excepto cortas excepciones-- a Cortés como un miembro de ella. Lo consideraron un intruso y ninguno regateó ocasiones para el desprecio o la burla, el vejamen o la calumnia contra el indiano ennoblecido con el título de Marqués del Valle de Oaxaca32. Les resultaba absolutamente extraño e imposible comprender que un pobre hidalgo pudiese, por hechos y hazañas realizados en un mundo distante, fabuloso y salvaje --según opinaban displicentemente-- levantarse hasta situarse a la altura de la nobleza cortesana, pulcra y atildada. Fuerzas demasiado poderosas tuvo frente a sí Cortés, pero siempre pensó que la autoridad se definía por la justicia más que por cualquier otra razón. Por ello, al final de su vida, en su querida España, se retiró al pueblo sevillano de Castilleja de la Cuesta, donde organizó a sus expensas una interesantísima tertulia literaria y humanística; en su testamento33 clamó para que su cuerpo no tardase en ser trasladado a México, que tanto le pesó destruir, aunque también tan rápidamente reconstruyó, como un verdadero modelo de ciudad occidental, en el mismo emplazamiento indígena, incluso contra el criterio de todos a quienes consultó34.